jueves, 29 de septiembre de 2011

Crisis for export: un producto del “primer mundo”



por Jorge J. Locane

Der Spiegel (El espejo) es el semanario de actualidad política más vendido en Alemania. Su formato es similar al de publicaciones locales como la Noticias o la Veintitrés. Como ocurre con estas últimas, una prosa laxa acompañada por abundantes imágenes y una cuota de sensacionalismo intentan seducir a un lector que busca información rápida pero con una reflexión más elaborada que la que ofrecen los noticieros o incluso los periódicos. En tanto revista de consumo masivo, resulta indudablemente de gran influencia en la formación de la opinión pública alemana.

La edición del último ocho de agosto lleva de portada una imagen de dos aviones, hechos con un billete de cincuenta euros y de un dólar respectivamente, prendidos fuego y en picada. El mensaje es prácticamente explícito: tanto el dólar como el euro hoy se encuentran debilitados como nunca antes en sus respectivas historias. Es más, su fin, parece, es inminente. Hasta aquí, cualquiera que revise los evaluadores económicos internacionales de los últimos años podría estar de acuerdo. Curioso resulta, sin embargo –al menos para un lector brasilero, argentino o peruano, por ejemplo–, el título que encabeza la página y que, por supuesto, orienta la lectura de la imagen: “Geht die WeltBankrott?”. Esto es: ¿cae el mundo en bancarrota?

La operación de universalizar interpretaciones de fenómenos europeos o estadounidenses, incluso por parte de analistas no propiamente europeos o estadounidenses, no es algo nuevo. La maniobra, consciente o no, tiene que ver con las históricas relaciones de colonialidad que mantenían a las zonas periféricas enlazadas al destino de las metrópolis. Por otra parte, puesto que en los territorios dependientes el nivel de “civilización” nunca podía ser igualado al de los centros de poder colonial, las “verdades” enunciadas en estos últimos pasaban a ser automáticamente aplicablesal resto del mundo;y esto, cabe aclarar, tanto para los exégetas europeos como para los vernáculos. En relación con estos últimos, ya escribía Arturo Jauretche en su momento que “La incapacidad para ver el mundo desde nosotros mismos ha sido sistemáticamente cultivada en nuestropaís”. Al margen de este coloniaje epistémico que, por cierto, aún hoy no ha sido del todo conjurado, lo que me interesa aquí es destacar cómo los diferentes medios que hacen a la red global de información procuran generalizar una crisis que no es más que la coda de un proyecto neoliberal vigente e incluso defendido con entusiasmo en los centros históricos de poder internacional.


La respuesta a la pregunta formulada por Der Spiegeles sencillamente no, pero no porque no exista tal crisis sino porque –como lo exhibe la imagen del euro y el dólar en picada, en tanto monedas exclusivas solo de algunos países– no es universal, no atañe estrictamente a “el mundo” sino antes a aquellas economías que siguen aferradas a un modelo de desarrollo fundado en la especulación y el libre comercio ortodoxo. Más aún, la crisis que afecta a estos bastiones del neoliberalismo es múltiple y profunda, de carencia de ideas e incluso, quizás, irreversible; mientras que los indicadores políticos –gobernabilidad, profundización de la democracia, legitimidad de los gobernantes, etc.– y económicos –desarrollo industrial, mejora de la distribución, crecimiento del PBI, etc.– especialmente en los países latinoamericanos no admiten más que lecturas esperanzadoras. Consideremos, pues, algunos aspectos en más detalle.

El debilitamiento de la economía estadounidense, su creciente falta de credibilidad, ha conducido a una devaluación del dólar que a su vez ha repercutido rápidamente sobre el euro llevándolo a una sutil depreciación en vistas de mantener el nivel de competitividad. Alemania, asumiendo el rol de economía más sólida de la zona euro, busca contener a cualquier precio esta tendencia porque un euro caro le sirve para pagar materias primas, servicios y mano de obra fuera de su territorio de influencia. La industria alemana, de tanto prestigio internacional, es en realidad una serie de procesos encadenados y sucesivos que, después de recorrer las zonas más pobres del planeta, concluye en Alemania cuando al producto final se le estampa la valorada denominación de origen “Made in Germany”. Queda claro, por lo tanto, que un euro empobrecido le crearía grandes dificultades para cancelar deudas en el extranjero y mantener el ciclo productivo en sano funcionamiento. Por el otro lado, los países más débiles de Europa, que hoy en día son prácticamente todos excepto Francia y Alemania, se hallan en la encrucijada de sostener una divisa no competitiva para países altamente endeudados y con escaso desarrollo industrial o abandonar el euro, retomar políticas proteccionistas y ganarse la enemistad del poderoso vecino teutón. Para estos últimos, la situación es muy similar a la experimentada por nuestro país durante el Plan de Convertibilidad: una moneda cara, no representativa de los niveles de desarrollo económico reales, genera necesariamente desempleo, desequilibrio en la balanza comercial y, finalmente, una cesantía en los pagos de deuda.

Ahora bien, este desbarajuste económico tiene, a su vez, una dimensión social que se expresa en un crecimiento de la brecha entre ricos y pobres y en la progresiva precarización de estos últimos –todo esto empeorado por los planes de ajustes estructurales– y una dimensión política manifestada en la pérdida de credibilidad en la clase política y, por extensión, en el sistema representativo de la democracia formal. El movimiento de los indignados españoles 15-M, así como los argentinos que padecimos el experimento neoliberal, salen a las calles no a reclamar reformas moderadas y puntuales que descompriman la tensión momentáneamente sino antes el retiro de todos los representantes políticos y una redefinición radical del orden político, social y económico. Manifestaciones similares, aunque a veces más disruptivas y menos orgánicas, como sucedió hace pocas semanas en Inglaterra, son convocadas a diario a lo largo de todo el continente.

En lo que respecta a Nuestra América –sin perder de vista, claro está, las diferencias internas–, tanto los indicadores económicos como los que arrojan luz sobre el actuar de la conducción política tienden a ser relativamente alentadores. Tendencia que, conviene recordar, comenzó a perfilarse en mayor o menor medida para la mayoría de nuestros países hace alrededor de diez años cuando se emprendió un abandono e incluso un rechazoregional a las soluciones neoliberales. Brasil es, sin duda, el gran “milagro” que deja perplejos a los economistas internacionales, pero también Argentina, Ecuador o incluso Perú–un país que hasta la reciente llegada al poder de Ollanta Humala siguió con distancia el actual proceso de fortalecimiento identitario y económico de América Latina– muestran grandes avances y números positivos en la mayoría de las áreas. La fórmula, como nuestra presidenta intentó hacerles entender en vano a los españoles en su visita a la península del año pasado, consiste en un programa de desarrollo sostenido acompañado indefectiblemente por un plan de redistribución. En otras palabras, Argentina no solo salió de la crisis a la que nos condujo el neoliberalismo sino que también logró posicionarse como un país confiable, tanto para sus ciudadanos como para los inversores internacionales, dinamizando la economía por medio de un aliento constante y ampliado del consumo, es decir, precisamente aquello que las medidas europeas y estadounidenses de “salvataje” proponen limitar.

Recordemos para concluir que la presente crisis que efectivamente recorre Europa y EEUU, y especialmente a sus sectores sociales vinculados a la especulación, no es estrictamente un fenómeno de hoy. Por el contrario, sus primeros síntomas preocupantes comenzaron a advertirse a mediados del 2008 con la llamada crisis financiera de EEUU y en seguida con el estallido de la “burbuja” inmobiliaria en España. Desde entonces, hemos asistido a una seguidilla de iniciativas políticas equívocas que lo que han conseguido es agravar el desconcierto, trasladar la crisis a otros países y acentuar el descontento popular. Sin duda, la inepcia de los tecnócratas de los países más industrializados repercute indirectamente en las economías periféricas, la globalización nos ha hermanado a todos especialmente en la desgracia, pero como ya lo comprobamos en el 2008, en la medida que nuestros dirigentes mediten con responsabilidad e implementen las políticas adecuadas, lo único que tenemos que temer es una moderación en los vertiginosos ritmos de crecimiento económico de los últimos años. Una razón que justifica este pronóstico, y que la prensa internacional busca maliciosamente ocultar, es el hecho de que las redes comerciales coloniales que mantenían a los países latinoamericanos atados a un intercambio unidireccional con la metrópoli y más tarde con EEUU, si bien no se han desvanecido del todo, se hallan en un profundo proceso de descomposición. Basta recordar, por ejemplo, que los dos principales compradores de productos argentinos son actualmente China y Brasil, y recién después EEUU. Asimismo, en la medida que los mecanismos de redistribución en nuestros países se mantengan firmes en pos de sociedades más justas, los mercados internos se verán fortificados y consecuentemente con mejores chances para afrontar los coletazos del dragón agónicoque eventualmente nos puedan alcanzar antes de su irremediable ocaso.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

La política Aduviri

Hasta hace unos meses, las acciones del dirigente aimara Walter Aduviri fueron objeto de diversas noticias, controversias y muchísimas especulaciones. Básicamente, a mi entender, por dos (2) aspectos fundamentales:

a) El objeto de su protesta: Entre las muchas demandas que enarbolaba el citado dirigente podíamos encontrar las siguientes: (i) el cese de las concesiones mineras en la región; (ii) la cancelación de las concesiones petroleras; (iii) la detención de la obra de la hidroeléctrica de Inambari; (iv) la derogación del Decreto Supremo N° 083-2007-EM, que “da prerrogativa especial a empresas extranjeras en el caso del proyecto minero Santa Ana”; y (v) la (in)aplicación del Convenio N° 169 de la OIT.

b) El mecanismo utilizado para protestar: Con independencia del juicio que se pueda tener respecto del objeto de su protesta, el señor Aduviri recurrió a realizar manifestaciones, bloqueos en carreteras y marchas. En algunas de dichas actividades, algunas personas cometieron actos delictivos, tales como vandalismo contra locales del sector público y privado.

No es objeto de la presente nota, señalar mi posición sobre el objeto de la protesta (aunque ya tenga una al respecto), sino establecer un cuestionamiento al modo de formular reclamos en el país. Veamos por qué:

1. Los efectos de la protesta convocada por el señor Aduviri.-

Como es conocimiento de varios los “métodos” adoptados para realizar las protestas generaron, entre otros, los siguientes efectos:

a) Luego de cuarenta y cinco (45) días de paralización por las referidas marchas, se calcula que el departamento de Puno habría perdido un aproximado de US$ 117’000,000.00 (ciento diecisiete millones de Dólares de los Estados Unidos de América) (ver: http://elcomercio.pe/peru/832714/noticia-puno-perdio-mas-us117-mlls-paro-antiminero).

Creo que es evidente que esta es una cifra alta. Pero sigamos. Estos 117 millones de dólares “perdidos” no se refieren, solamente, a los ingresos de una empresa millonarísima. No señor. Son los ingresos de miles de pequeños comerciantes que a través de su trabajo, pueden generar un flujo de dinero suficiente que les permita vivir con tranquilidad (a ellos y a su familia, se entiende).

De estos 117 millones, la gran mayoría se refiere a ingresos que hubiese obtenido el sector turismo, infraestructura y aduanero.

¿Qué quiere decir todo esto? Que muchísimas personas (y sus familias) que no necesariamente estaban o están de acuerdo con la protesta del grupo comandado por el señor Aduviri han sufrido un daño tangible como consecuencia de la marcha realizada.

b) Daños en la infraestructura de la SUNAT de Puno, así como en diversos locales privados: Como recordaremos varios, algunas personas que participaron de una de las marchas, cometieron actos vandálicos que generaron daños en la infraestructura de los locales de diversas entidades públicas y privadas (por ejemplo, de acuerdo con el link puesto anteriormente, los daños al local de la SUNAT ascendieron a US$ 10.7 millones).

Nuevamente tenemos a un sector que, a pesar de no comulgar con las ideas del señor Aduviri, sufre un daño.

c) Bloqueos de carretera (http://elcomercio.pe/peru/774046/noticia-puno-retoma-su-paro-antiminero-bloqueando-via-hacia-desaguadero y http://elcomercio.pe/lima/775119/noticia-paro-antiminero-bloquean-carretera-interocenica-puno-madre-dios). Ahora, en este caso, resulta claro que esta acción equivale a una infracción flagrante al derecho de todos los peruanos a la libertad de tránsito (inciso 11 del artículo 2° de la Constitución). Sin embargo, ello además representa un daño para los comerciantes quienes no pueden realizar transacciones con personas que estén ubicadas en otra localidad (http://elcomercio.pe/peru/766032/noticia-exportadores-bolivianos-pediran-can-reparacion-paro-puno). Es decir, representa un gravísimo atentado contra la actividad que muchos peruanos realizan para su sustento (comercio).

d) Intento de toma de aeropuerto: Como se sabe este acto vandálico (http://elcomercio.pe/peru/808933/noticia-juliaca-manifestantes-ingresan-al-aeropuerto-inca-manco-capac) tuvo un saldo de cinco personas fallecidas. Una tragedia total.

De acuerdo con todo lo que hemos visto, esta protesta social generó un sinnúmero de efectos negativos. Muchos de ellos para personas que no participaron de la protesta y que, en muchos casos, tampoco comparten la posición que motiva la misma.

2. La regulación de las marchas en el país.-

En el Perú no tenemos una regulación específica respecto de las protestas sociales que puedan realizarse. Es más, unos tempranos proyectos de ley fueron ampliamente rechazados (ver: www.aprodeh.org.pe/criminilizacion/documentos/crimi.pdf) y no fueron emitidos, puesto que atentaban contra el derecho constitucional de reunión y de libertad de expresión

Siguiendo ello, y de acuerdo con la Sentencia del Tribunal Constitucional recaída en el expediente N° 4677-2004-PA/TC, se ordenó que en ningún caso el ejercicio del derecho de reunión puede ser sometido al requisito de autorización previa por parte de la autoridad administrativa, la cual solo podrá restringirlo o prohibirlo atendiendo a las concretas circunstancias de cada caso y solo por razones objetivas, suficientes y fundadas.

En este sentido, para efectos de hacer una marcha, sólo hay que solicitar una autorización a la Municipalidad competente y, en algunos casos, hacer el mismo pedido a la Prefectura.

Sin embargo, tal como es reconocido en la doctrina, a fin de ejercerse adecuadamente dicho derecho de reunión, el mismo tiene que realizarse pacíficamente y sin armas (cosa que, lamentablemente, no siempre sucede).

3. ¿Es adecuada esta modalidad de protestas?.-

Como hemos señalado en el punto 1 de la presente nota, los efectos negativos de una protesta social son numerosos. Y muchos de estos pesan directamente sobre personas que no apoyan el ejercicio de la misma. Sin embargo, en virtud de un mandato constitucional deben “soportarlos”.

No tengo nada en contra de ello, si es que fuesen marchas pacíficas que cumpliesen con respetar el Estado de Derecho o si no involucrasen la imposición por la fuerza (cierre de carreteras, “forzar” cierre de establecimientos no “alineados”, etecé). Pero ese no fue el caso respecto a las protestas en Puno.

A pesar de todo ello, son cada vez más numerosas este tipo de protestas.

¿Por qué? Porque reportan resultados para los interesados. El Estado “dialoga” con ellos a fin de que depongan la “medida de fuerza”.

Esto, como podrán adivinar, no me resulta coherente. Tenemos derecho a discrepar respecto a alguna medida e incluso a protestar contra ella. Pero debiéramos hacerlo según un procedimiento que permita “minimizar” los efectos negativos de la misma.

Iniciar un reclamo frente a la entidad estatal competente, interponer una demanda ante el Poder Judicial (solicitando una medida cautelar “fuera” de proceso); son sólo algunas de las medidas que se pueden adoptar para ello. No puede ser que la primera medida sea la “marcha”, la protesta y el bloqueo.

Ello, en un Estado mínimamente respetable, no debiera ser así. Estas movilizaciones que buscan la imposición de una postura, debieran ser la “última ratio” y siempre respetando la propiedad privada, así como la integridad de las personas.

Es por eso que considero que la mentalidad de la marcha como primera medida debe de cambiar. Sin embargo, no veo que ello sea así en el corto plazo.

Estamos en una época de miedos, los cuales quieren imponer medios para un fin; en contra de lo que el respeto a los demás nos dicta.

Una lástima.

PS: Con esto no quiero decir que el derecho constitucional de reunión y la protesta deben abolirse. No señor. Sólo quiero decir que, por lo visto, no se ejerce pacíficamente en el país y se utiliza para generar muchísimos daños a terceros. Es esto lo que debe cambiar.

jueves, 25 de agosto de 2011

LA CASA Y EL CRUCIFIJO




Debo confesar, ante todo, que no me une a mi universidad un vínculo místico-mágico-religioso-vital. No, no tengo sentimientos de ¨cariño¨ hacia la Pucp o mi facultad. Para mi la experiencia universitaria fue, más que todo, funcional: ir, estudiar mucho, no jalar, practicar arduas horas, leer como endemoniado y terminar, malditasea terminar.


De repente veo por ello con algo de desapasionamiento la pugna entre el Arzobispado, representado por el Cardenal Cipriani, y las autoridades de la Pucp. Claro, el desapasionamiento no me vuelve insensible, sino que intento analizar las cosas sin sangre en el ojo ni el hígado en la mano.


Se bien que, a estas alturas, los que leen este blog ya deben haber revisado los comentarios de decenas de opinólogos y columnistas. Un 95% a favor de la Pucp (más bien en contra de Cipriani, para ser estrictos) y un 5% más reaccionario, como Aldo Mariategui o Ricardo Vásquez Kunze. Quiero decir que ya deben estar suficientemente embebidos como para tener una opinión formada y bastante conciencia sobre el tema, su conflicto y sus aristas.


Entonces, ¿Qué opinar cuando, francamente, me da igual?. Sí, igual. Me da lo mismo el resultado de esto.


Sustento: al fin y al cabo es mi opinión que esto noe s un tema moral ni de fe, sino económico y político. Sí, es evidente la intención de Cipriani de obtener reconocimiento, y por ende el poder sobre los beines de la Pucp. Mas esta ofensiva, entendida como la orden (no sugerencia) de acoplar sus estatutos a los eñalado por el Vaticano, no viene de Cipriani, sino de mucho más arriba. Eso hay que tenerlo muy claro.


Asimismo, es la Ley Peruana la que protege a la Universidad Peruana. Siendo así, aunque el vaticano le quite la categoría de Pontificia y Católica, eso produciría, a lo sumo, un cambio de nombre de la universidad, lo que no implica en ningun momento la disolución de la misma ni el tan temido traspaso de los bienes al Arzobispado. Es decir, aquí no va a pasar nada.


Ahora, dando un brinco hacia la tierra de la hipótesis: ¿y si prima la postura de Cipriani?. Estamos mediáticamente aterrorizados con esto. Que está amarrado políticamente, que es intolerante, que botaría a todos los profesores y alumnos homosexuales (que se cuiden también las ardilllas y los venados), que nadie podría usar minifalda ni andar vestido como pastrulo sin bañar 7 días. Dudo que todo ello pasase (no olvidemos que estamos en el terreno de lo teórico, donde es válido que las cosas puedan pasar o no pasar). Sí, dudo en razón a que la motivación principal es económica: mantener un alumnado masivo, como el que ya se tiene en la Pucp, es un ingreso permanente importante para los fines del Arzobispado, adicionalmente de las rentas que provienen de las propiedades de la Pucp. Creo, poeque es mi derecho el creer, que al final no pasaría nada que perjudicase el status quo actual.


¿Y cuál es ese status quo actual?: La Pucp es una máquina de dinero. Las últimas administraciones han recortado los derechos económicos de los alumnos, las pensiones son cada vez más prohibitivas, las ventajas menos, las areas verdes menos y, aunque es la mejor universidad el país, no está en ningun de los rankins internacionales comunmente aceptados sobre universidades y centros de estudios superiores. Hay universidades brasileñas, chilenas,argentinas, y mexicanas, pero ninguna peruana ni de cerca.


Esta historia seguirá su decurso natural y, al final, no pasará nada. Pero lo que sí puede y debe pasar es que la universidad debe mejorar y, sobre eso, los alumnos y exalumnos tienen muchísimo que decir y muchísimo más para hacer. No esperemos tener que enarbolar la bandera de una supuesta y falaz superioridad moral para reclamar por cosas que podrían pasar, en vez de luchar desde ahora por cosas que desde ya, vergonzosamente, pasan.

miércoles, 20 de julio de 2011

La llamada justicia comunitaria

Por César Bazán Seminario

“¡Maten a la vieja bruja!” Con esa frase puesta en la boca del “enardecido pueblo de Ayopaya (Cochabamba, Bolivia)” empieza el escritor boliviano Juan Claudio Lechín un artículo publicado por el diario El Comercio (Perú), el lunes 18 de julio pasado. Dicho artículo refiere a un caso, desde luego criticable, del accionar de la justicia comunitaria. El problema es que en base a ese caso –o poniendo como ejemplo ese caso- el artículo llega a conclusiones generales, prejuiciadas y falsas sobre la justicia comunitaria, la cual es una manera de resolver conflictos autorizada por la constitución boliviana, peruana, ecuatoriana y colombiana (por mencionar sólo unos ejemplos) y por convenios y declaraciones internacionales de la Organización Internacional del Trabajo y las Naciones Unidas.

La justicia comunitaria es la justicia que ejercen diferentes grupos de personas: la constitución peruana del 1993 llama a aquellos grupos comunidades campesinas, nativas y rondas campesinas, mientras que la constitución boliviana del 2009 habla de naciones y pueblos indígena originario y campesino. Dichas comunidades tienen autorización para aplicar su propio derecho mediante sus propias instituciones, teniendo en claro que uno de los límites a dicha justicia es el respeto de los derechos humanos.

Las razones de fondo para la justicia comunitaria pueden encontrarse en que los grupos humanos que la administran suelen tener rasgos culturales que los diferencian considerablemente de lo que pretende ser la “cosmovisión oficial” del resto del país, normalmente relacionada con el pensamiento y los saberes occidentales. Otro elemento importante, es que efectivamente la debilidad de nuestros Estados determina que el servicio de justicia oficial no llegue o no llegue adecuadamente a dichas localidades.

Eso significa que el pueblo se organiza para administrar justicia. Y esta tarea normalmente ha dado resultados valiosos. En el norte del Perú, por ejemplo, las rondas campesinas lograron generar mayores niveles de seguridad entre la población al eliminar prácticamente el robo de ganado y al administrar justicia en conflictos locales. Su caso es uno de los más importantes, a tal punto que durante los años ochenta se expandió el modelo al resto del Perú. Las rondas campesinas han servido para proteger derechos humanos del campesinado, como la propiedad: al proteger los bienes de las personas; la libertad sexual: al combatir las violaciones sexuales; el interés superior del niño: al resolver problemas de padres que se niegan a dar alimentos a hijos extramatrimoniales; etc. La justicia comunitaria en sí es una expresión del derecho a la identidad cultural y del derecho de acceso a la justicia, siendo el derecho de acceso a la justicia un derecho instrumental que sirve para proteger otros derechos.

Esto no niega que la justicia comunitaria pueda cometer excesos y se den casos problemáticos como el que narra Lechín. Situaciones como esa deben criticarse. Sin embargo, toda aproximación a la justicia comunitaria debe hacerse con respeto y no minusvalorando y ridiculizando a ese Otro que pretendemos criticar. La comparación de la justicia comunitaria, por ejemplo, con la Volksjustiz es una clara muestra de esa falta de respeto, que poco abona a un diálogo democrático. Sería bueno tener en claro, que el saber jurídico occidental no puede considerarse superior respecto de los saberes jurídicos de la justicia comunitaria y un diálogo democrático entre todos exige el respeto como punto de partida.


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Aquí el artículo de Lechín

CONSECUENCIA DE UNA LEY EQUIVOCADA

La llamada justicia comunitaria

Por: Juan Claudio Lechín Escritor

Lunes 18 de Julio del 2011

“¡Maten a la vieja bruja!”, pidió el enardecido pueblo de Ayopaya (Cochabamba, Bolivia) durante el juicio que le hicieron a una anciana de 80 años bajo la modalidad de la ‘justicia comunitaria’.

Una de las ofertas electorales de Evo Morales durante su campaña del 2005 fue la de hacer una nueva Constitución. Una vez que subió al gobierno, se realizó con un sello autoritario. Los artículos no se votaron con el 66% de los asambleístas señalado por ley, sino con la mayoría oficialista y, dentro de un cuartel, la bancada oficialista aprobó la Carta Magna.

El diseño constitucional, luego se supo, lo hizo la CEPS, una fundación valenciana dirigida por Viciano Pastor y Rubén Martínez Dalmau, quienes también diseñaron las constituciones de Venezuela y Ecuador.

Aunque españoles los arquitectos, la nueva Constitución boliviana tiene formas indígeno-originarias, como la ‘justicia comunitaria’ no regida por las leyes escritas del país y no interpelada por la Corte Suprema ni ningún otro estrado judicial.

Se trata de un régimen endógena, oral y sujeto a la tradición de los pueblos indígenas.

Varias agencias europeas de cooperación, sobre todo de Suecia, Holanda y Francia, necesitadas de cumplir sus agendas de colocación de dinero, financiaron la nueva Constitución y sus detalles.

Lo que jamás hubieran permitido en sus países experimentaron en este a ver si jugando a Dios –con la miseria y debilidad institucional de pueblos periféricos– descubrían alguna novedad socioantropológica, mientras cumplían sus ensoñaciones hippies de juventud.

A quienes llamaron a la sensatez los consideraron oligarcas heréticos tratando de detener el “proceso de cambio”.

Según el periódico “Opinión” (zcamacho@opinion.com.bo, 30/6/2011) y la socióloga Julieta Montaño (julietamontaño@hotmail.com), un curandero llegó en enero a la comunidad indígena de Ayopaya convocado por los padres de dos muchachos con retraso. En criterio del profesional, una ‘laiqka’ (bruja) los había hechizado.

Encontraron a la anciana de 80 años, le hicieron un tribunal popular, la golpearon, la obligaron a tomar orines de tres hombres y, finalmente, se confesó culpable de brujería, mientras el pueblo pedía su quema o entierro.

Los magnánimos dirigentes la expulsaron de la comunidad. Ahora ella deambula mendigando por la ciudad de Cochabamba sin familia, sin sus pocas pertenencias y quejándose a quien la quiera escuchar.

Los dirigentes del pueblo de Ayopaya se han enterado y le han prometido una condena mayor, la próxima vez. Este es uno de los muchos crímenes de la ‘justicia comunitaria’.

¿Son bárbaros estos indígenas? No. También los preclaros alemanes hicieron lo mismo (o peor) con los ‘volksjustiz’, tribunales tradicionales, y Fidel Castro con los tribunales populares.

El poder absoluto en el gobierno es imitado por los poderes más bajos. Son complicidades estamentadas de lo peor del ser humano.

Los caudillos absolutistas tarde o temprano queman cables por exceso de poder y soberbia, y con ellos toda su colectividad de apoyo.

Por eso, y sin lugar a dudas, la ley, aun en instituciones defectuosas, es infinitamente mejor.

Algún día Bolivia tendrá que asumir su culpa por estos crímenes, pero también se deberá señalar las cooperaciones irresponsables del Primer Mundo, como adláteres e instigadoras.

Fuente: El Comercio, a4, edición impresa 18 de julio de 2011

domingo, 10 de julio de 2011

Hacia la decolonización del pensamiento en Perú y Latinoamérica




Nuestro querido Perú tiene una larga historia colonial que se remonta al viejo siglo XVI (después de la llegada de Cristóbal Colón a América) y se extiende durante muchísimos años hasta inicios del siglo XIX. Como sabemos, los españoles y los portugueses fueron los principales conquistadores de estos territorios, aunque también participaron de la ocupación (algunos inclusive hasta hoy) Francia, Holanda, Estados Unidos, entre otros. Pero los principales fueron, sin duda, los españoles y los portugueses.

Antes de que esos pueblos llegaran a América, estas tierras eran habitadas por algunas civilizaciones muy fuertes, como la azteca, la maya y la inca y por otras con menos poder. Las diversas resistencias que ofrecieron dichas civilizaciones fueron poco fructíferas para mantener una posición hegemónica, de modo tal que los españoles y portugueses ganaron las batallas militares, que los llevaron a expandir su imperio por América.

El poder de los españoles trató de ocupar diversos campos de la cultura en el Perú. Me refiero a la cultura española: su religión, su derecho, sus instituciones políticas y económicas, su moral, su conocimiento científico, su estética, etc. Aquello que ellos representaban se convirtió en lo oficial. Lo español devino en lo oficial. En los círculos oficiales de las élites en América no había mas espacio para la cosmovisión indígena.

Los indígenas mismos y sus saberes, su ciencia, fueron subordinados. Según las ciencias y el conocimiento europeo, aquello que sabían los indígenas no podía ser considerado ciencia. El derecho indígena fue llamado costumbres, la religión indígena fue llamada superstición, etc. Luego de largas discusiones, la teología y la filosofía europeas llegaron a la conclusión de que el indígena es un ser humano, que tiene un alma, pero que su compresión del mundo no está suficientemente desarrollada. Por eso le dieron a los indígenas el estatus de menor de edad.

Esa concepción del mundo, producto del colonialismo, fue oficial en la América colonial. Igualmente el colonialismo integró al Perú y los demás pueblos al mercado mundial en el que se encontraba España. El rol de los territorios peruanos era básicamente producir materias primas, las cuales eran llevadas a los regímenes del centro.

Como se sabe, a fines del siglo XVIII e inicios del XIX hubo varias revoluciones en América Latina y el Perú fue incorporado lentamente en los procesos de independencia, que llevaron a una ruptura formal con el colonizador. Desde hace unos años se celebra en varios países de América Latina el bicentenario de la independencia de España y Portugal. Sin embargo, varias características del colonialismo están presentes aún en nuestras sociedades postcoloniales.

Los pueblos indígenas, los que todavía existen, viven aún subordinados, son normalmente muy pobres y tienen un deficiente acceso a los sistemas oficiales de salud, educación, justicia, etc. El conocimiento y las ciencias europeas -y ahora la estadounidense- son todavía oficiales. Por ejemplo, en el campo del derecho y ciencias políticas usamos ortodoxamente instituciones y conceptos construidos por las ciencias europeas o estadounidenses, como estado de derecho, democracia, poder judicial, etc. El Perú sigue integrado en el mercado mundial, empoderándose como exportador de materias primas.

En ese contexto es necesario impulsar una reflexión sobre el colonialismo y el postcolonialismo en la dirección de decolonizarnos. Y el primer paso, es evidentemente tratar de decolonizarnos a nosotros mismos: decolonizar nuestro pensamiento. Por ejemplo, es preciso dejar de pensar que la cultura estadounidense o la cultura eruopea, su cosmovisión, es la mas desarrollada, la mas moderna. Asimismo, sería bueno dejar de considerar incivilizadas a las manifestaciones propias de las culturas latinoamericanas, como la justicia de las rondas campesinas. Por el contrario, la relación con nuestra propia cultura y la relación con otras culturas deben basarse en un respeto general.

En segundo lugar, sería importante que nuestras élites intelectuales contribuyan a afianzar los procesos de decolonización, que se están gestando a lo largo del continente. Para ello es fundamental su aporte en la producción de conocimiento original, de teorías que sean mas adecuadas para interpretar la realidad latinoamericana. Y en esa labor, resulta especialmente importante considerar que el Perú se encuentra inmerso en un sistema-mundo, donde los países centrales juegan un papel distinto a los países de la periferia. En ese sentido, analizar las relaciones de poder entre el centro y la periferia es de vital importancia.


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cuadros: Guayasamín

miércoles, 22 de junio de 2011

Esta frase no se puede mostrar en su país

Tal como comentaba muchos días atrás con César, la democracia presupone el pluralismo de opiniones, preferencias y proyectos políticos. Sobre la base de esa multiplicidad de propuestas de gobierno, la democracia establece un procedimiento institucionalizado y pacífico para elegir una, dirimiendo de esta manera las diferencias.

En este contexto, la libertad de expresión y la tolerancia de las opiniones del resto resultan fundamentales. En una sociedad plenamente democrática, todas las opiniones políticas debieran ser escuchadas y debatidas sobre la base de argumentos y no sobre la base de insultos, burlas o falacias.

Sin embargo, en el Perú, estamos muy alejados de ello. Creo que el desarrollo del pasado proceso político presidencial es una muestra clarísima de ello.

La mayor cantidad de discusiones políticas que pude observar fueron lamentables. Repletas de insultos, falacias, frases discriminadoras y un etecé muy variado; lo cual evidentemente, condeno y mucho.

No obstante ello, existió, entre varios otros, un sector de nuestra población que se erigió como los guardianes de la tolerancia. Este cierto sector acusaba, sobre todo, una expresión peyorativa que se les aplicaba: “caviares”. Y, claro, iniciaron una buena campaña para concientizar a la población respecto a la tolerancia. Sin embargo, muchos de dicho sector, no fueron coherentes con su posición. Es más, hicieron todito lo contrario.

Vamos por qué.

1. ¿Quiénes son los caviares? ¿De dónde vienen?

Según se afirma (internet dixit), el término "gauche caviar" (original) se refiere a quienes profesan una ideología de "izquierda" y que provienen de una clase socio económica "acomodada". Esta expresión se utilizó muchísimo en los ochentas por los detractores de Francois Miterrand, en ese entonces presidente galo.

Podría ser también que este concepto ya haya sido esbozado en el siglo XIX a través de un texto de Alexander Herzen (From the other shore) al señalar en un pasaje que: "It is they, none other, who are dying of cold and hunger...while you and I in our rooms on the first floor are chatting about socialism 'over pastry and champagne".

De acuerdo con esto, en el Perú y como he dicho antes, se llama caviares a aquellos de sectores socioeconómicos acomodados, que profesan una ideología de izquierda; y, generalmente, con estudios en las denominadas “ciencias sociales”, tales como sociología, antropología, etecé. Adicionalmente, a esto supuestamente son muy cultores de un lenguaje político “correcto” y que no revele discriminaciones o falacias (lo cual me parece correcto).

2. ¿Y estos señores no utilizaban palabras peyorativas?

El problema es que algunos (no todos) de estos señores discriminan y utilizan palabras peyorativas para referirse a quienes no comparten su ideología. Es decir, son inconsecuentes (en el mejor de los casos) y hasta hipócritas (en el peor).

Yo mismo he sido, digamos, víctima de esta actuación tan bipolar por ciertas personas que comparten las características de los denominados caviares. Pero no sólo yo, otro sector también fue un muy buen blanco de ellos.

Para mostrar mi punto, mostraré dos de los blancos que más he visto utilizar por ellos: (i) los yuppies; y (ii) los ppkausas.

Respecto al primer grupo, no sólo mencionaré que existe su uso para descalificar el argumento de una persona, sino que ese uso es ignorante (sumamente ignorante diría yo). Así que, ahí vamos.

3. Bueno, bueno ¿pero qué es un yuppie?

El término Yuppie viene de un acrónimo inglés: Young – Urban – Professional.

Se rumorea que fue acuñado por el columnista del Chicago Tribune, Bob Greene en un artículo al que no he tenido acceso, por lo que no lo cito. Sin embargo, ha tenido tanto uso a lo largo de los años que se han elaborado muchos, muchísimos, artículos sobre el mismo. Hasta un Manual tiene para los curiosos: “Yuppie Handbook”, donde las autoras te listan todas las características que debes reunir si quieres ser uno de la tribu.

Tal fue el fenómeno en su momento que hasta la revista Newsweek declaró que el año 1984 fue el año del Yuppie (chúpate esa George Orwell).

El caso es que todos tienen una opinión al respecto. Muchas varían por supuesto. Pero en lo que sí coinciden todos es que la principal característica de un yuppie es la obsesión con su carrera, con el status. Materialistas siempre.

Esta obsesión puede verse retratada de diversas formas, pero requiere siempre el anhelo de una mejor y mayor posición.

Tres novelas delinean satírica y perfectamente la figura del yuppie:

(i) The Bonfire of Vanities (La Hoguera de las Vanidades) de Tom Wolfe;
(ii) Fight Club (El Club de la Pelea) del gran Chuck Palahniuk; y,
(iii) American Psycho de Bret Easton Ellis (también sus novelas: Less than zero y The Rules of Attraction).

Para los que no resulten muy aficionados a la literatura, todas estas tienen su versión Hollywood. Así que no hay excusa niños.

Sin embargo, el estereotipo clásico del yuppie es el protagonista de la película “Wall Street”. Aquel que justifica su trabajo en los términos de “la avaricia es buena” (greed is good).

Tal vez por esto muchos confundan a un joven profesional urbano de clase alta o media-alta con un yuppie. Más aún si es banquero de inversión, abogado en un estudio de abogados o un gerente comercial. Sin embargo, déjenme decirles que esas solas características no ameritan tal calificativo. Sería un error tremendo. Como llamarme a mi volante creativo por jugar una pichanguita en su versión dominguera.

Pero, ¡ay!, algunas personas de esa izquierda “tolerante” descalifican argumentos políticos de alguien porque lo consideran un “yuppie”; lo cual es: (i) inconsecuente con su propio discurso tolerante; y (ii) ignorante, porque no saben qué es un yuppie. O sea, el combo completo.

4. ¡Ay los PPKausas!

Un segundo grupo muy atacado fue el de los votantes de un candidato de, digamos, “derecha”, el señor Pedro Pablo Kuczynski (PPK). Muchos de estos señores, erradamente y ante la derrota de su candidato, señalaron frases no muy elaboradas (ojo: no hablo de quienes discriminaron, insultaron, u otros; todos ellos tuvieron actitudes condenables y no pretendo en modo alguno, disculparlos). Toditas referidas a su desazón ante una segunda vuelta en la que no participarían su candidato.

¿Qué hicieron algunos señores de la “izquierda” tolerante? Pues, se burlaron de ellos. Abiertamente y sin vergüenza. Hasta crearon grupos para poder regocijarse de ello. Como si los bullies del colegio se asociaran. Eso sí, no los nombraré para no hacerles publicidad.

Esto último, la burla, déjenme decirles, no resulta tolerante. Con ellos debiéramos tener una actitud de enseñanza más bien. Explicarles el funcionamiento de la democracia y no apelar al escarnio para cambiar su forma de pensar.

Uno creería que esta última es una verdad muy sencilla y conocida por cualquiera, pero, por lo visto, no resulta así.

5. ¡Ay cómo me dueles tolerancia!

Como podemos ver, incluso en uno de los sectores que más propugna la tolerancia y el respeto a las opiniones, se dan actitudes ignorantes e intolerantes. Muchísimas de ellas respaldadas con falacias ad hominen (no lo escuches porque es un yuppie, es mi favorita) o discriminando por su supuesto conocimiento de la “realidad nacional”.

Es por eso que les pido, casi suplico, a quienes, como yo, propugnamos un debate de ideas que se abstengan de esas burlas y de esos usos peyorativos de palabras. Y, sobre todo, que no se consideren tolerantes si aportan a ese comportamiento que me resulta tan contraproducente.

Como dijo Vallejo, hay hermanos mucho por hacer.

domingo, 12 de junio de 2011

AFTERMATH




A una semana exacta de la Segunda vuelta de las Elección Presidenciales, siendo ya público el resultado oficial, considero que es interesante revisar los números que quedan para el recuerdo.



7 889 058 votos a favor de OH

7 435 561 votos a favor de KF

3 250 181 personas que no fueron a votar

1 477 696 votos en blanco

574 875 votos viciados/nulos

453 497 diferencia de votos entre OH y KF



¿Qué nos lleva a pensar esta suma de datos?



Somos un país dividido. No, no pretendo siquiera alegar que alguna vez hemos sido un país ¨unido¨. Aun tengo mis dudas de que seamos un país, más que una mutiplicidad de identidades regionales contrapuestas. Lo que pretendo señalar es que nuestro presidente electo no ha sido elegido ni siquiera por el 50% de los votantes. Ello trae consigo uan profunda necesidad de concertación, de respeto por quienes votaron a favor de OH, en contra de OH, a favor de KF, en contra de KF, en blanco y viciado.



Es en esta necesaria capacidad para escucharnos y entendernos todos donde realmente podremos encontrar la oportunidad de construir un país nuevo, con justicia e inclusión. Sabemos bien que el camino es difícil y cuesta arriba, pero si no nos escuchamos, si no pasamos del discurso racista, del discurso moralistón, de la mentalidad metalizada o de la mentalidad anti-todo, nos encontraremos, de cara al 2016, más perdidos que nunca.



Seamos realistas desde el saque. Todos sabemos que el Plan de Gobierno de Ollanta Humala es un mamotreto intragable. Ok, ya apelamos a eos en las elecciones, ya fue elegido, dejémoslo allí. Después de todo nadie debe ser tan ingenuo de pensar que se gobierna en base a un Plan de Gobierno (y menos sigueindo ese constructo impresentable que introdujo inicialmente OH). Nadie debe ser tan ingenuo de pensar que se cumplirán todas las promesas electorales o de que no habrá arreglos y componendas sobre y bajo a mesa.



Enfoquémonos en lo verdaderamente necesario: estabilidad económica, desarrollo de infraestructura, solución a los conflictos sociales e inclusión. Concertando y trabajando sobre esos 4 puntos se avanzará y se llegará lejos. Todo ello para que, llegado el 2016, no lleguemos a una 2da vuelta entre Alan García y Keiko Fujimori.



Aunque será demasiado gracioso ver qué dice Toledo en primera vuelta y a quien termina apoyando en la 2da.



Pongamos el hombro por la gobernabilidad. Seamos vigilantes. Dejemos de ser ilusos. Veámonos reflejados en los temores y esperanzas del otro. Después de todo, somos uno, aunque no nos hayamos dado cuenta aun.




M








jueves, 2 de junio de 2011

Keiko no es Alberto, mi voto es por el libre mercado, a Keiko la van a controlar más



Mosiés Goldez, uno de los co-irresponsables de este blog, dijo por el feisbuk que la cédula de votación sería más sincera si en lugar de dos casilleros tuviera cuatro: i) Keiko; ii) Ollanta; iii) anti-Keiko; y, iv) anti-Ollanta. Y no le falta razón. Muchos de los que queremos apoyar con nuestro voto a Gana Perú no creemos que con dicho proyecto político gane mucho el Perú, ni que se vaya a generar el Gran Cambio —no es casualidad que así se llamara la alianza de Kuczynski— que el Perú necesita y exige. Sin embargo, ahí estamos. Y es así porque en la otra orilla está el fujimorismo, un proyecto político mafioso, que gobernó durante los noventas y nos demostró lo nocivo que es para el país.

En este post voy a hablar de algunos argumentos falaces que utilizan fujimoristas y no fujimoristas para justificar su voto por Fuerza 2011 y voy a explicar porque los considero argumentos débiles:

1. Keiko Fujimori no es Alberto Fujimori

Evidentemente, una persona sólo es igual a sí misma. Alberto no es Keiko, ni Keiko es Alberto. Uno es hombre, la otra es mujer; uno fue acusado de ordenar torturar a su esposa, la otra no; uno es japonés, la otra —hasta donde sabemos— es peruana; etc. Quienes plantean este argumento trasladan esa explicación básica al plano del proyecto político y desconocen que tanto Alberto Fujimori, como Keiko Fujimori forman parte de un mismo proyecto político llamado fujimorismo, donde cada uno de ellos tiene un lugar especial. Alberto Fujimori es el líder encarcelado de dicha agrupación y Keiko la candidata presidencial. Como se trata de un mismo proyecto político es lógico que varios de los que estuvieron con A. Fujimori ahora estén con K. Fujimori, como: Martha Chavez, Jorge Trelles, Yoshiyama, etc. (Aaron Verona hizo un interesante cuadro explicativo donde se puede notar esta continuidad: ver aquí).

2. Mi voto por el fujimorismo es a favor del libre mercado

Otra falacia que se lee mucho en el feisbuk es que Fuerza 2011 representa la continuidad en materia de política económica, es decir la protección del modelo de libre mercado. Este argumento toma fuerza cuando se ve que Gana Perú efectivamente plantea cambios en el modelo. Desde mi punto de vista, es necesario hacer cambios, pero no creo coincidir con muchos de los que plantea Gana Perú ni creo en el método con que avizoro intentará hacerlos. En fin, el punto es que votar por el fujimorismo no es votar a favor del libre mercado. El fujimorismo es una mafia que quiere retornar al poder y ello se contradice, al menos en teoría, con la apertura que rezan los postulados del libre mercado. Si eres empresario y durante el régimen del fujimorismo quieres hacer negocios probablemente no tengas problemas siempre y cuando entres dentro de la lógica mafiosa del gobierno. Si se te ocurre competir y ganar más que un empresario cercano a la cúpula de la organización o peor aún si como empresario tienes opiniones políticas disidentes, te puede suceder lo que le pasó a Baruch Ivcher o a Jaime Mur (ver aquí y aquí).

Los que se espantan por las propuestas de Gana Perú en materia económica, no se engañen por favor pensando que su voto se respalda en la teoría del libre mercado.

3. Es más probable que las instituciones democráticas controlen a Keiko, que a Ollanta

Tres poderes de la reformulada teoría clásica de Montesquieu son algunos de los encargados de los contrapesos del poder: el poder judicial, el parlamento y la prensa. No hablemos del ejecutivo porque ese estará en manos de Ollanta o de Keiko.

A nivel del poder judicial, el máximo órgano de gobierno es la sala plena de la corte suprema, que está compuesta por un número reducido vocales supremos titulares. De ellos, el presidente, un magistrado probo que encabezó la sala que condenó a Fujimori, deja la jefatura este año y se elige a uno nuevo. Las redes del fujimorismo alcanzan a varios vocales supremos a tal punto que el número de vocales supremos vinculados al fujimorismo alcanza casi a un tercio de la sala plena. Esta situación no es igual respecto de Gana Perú, quien no tiene lazos identificables a nivel del PJ, salvo que miremos también antiguas militancias de izquierda, lo cual se reduce a un caso concreto y significa exagerar en suspicacias.

En el parlamento, la primera minoría la tiene Gana Perú y se espera que haga alianza con congresistas de Toledo (no con todos) y unos pocos de Kuczynski. Es lógico que la agrupación de Castañeda, apristas y la mayoría de PPkausas jueguen en pared con los fujimoristas. El parlamento no es, entonces, un espacio dominado por Gana Perú, que le va a dejar cancha libre a Ollanta (este argumento está esbozado en el feisbuk de Juanmanuel Robles, otro co-irresponsable como yo. Es un post recomendable, a pesar de que discrepo en gran parte).

Por último, la prensa. ¿Debo decir algo para fundamentar que gran parte de los poderosos medios escritos, televisivos y radiales están en contra de Ollanta y a favor de Keiko? ¿Aldo M., Mónica Delta, El Comercio, Perú21, La razón, Expreso, Canal N —qué pena da—, América Televisión, Frecuencia Latina, Radio Programas van a fiscalizar a su candidata?

Se me quedaron varios temas en el tintero pero un post largo no sirve y ya escribí demasiado.

Suerte el domingo. Para ese sudor frío al momento de marcar la cédula, recomiendo un buen trago antes de ir a votar.

Por último, explico un poco la lógica de este blog. Hoy escribo yo y luego cuelgan un post Juanmanuel Robles o Moisés Goldez. Cada uno firma con su nombre y la nota sólo representa su opinión, no la del grupo, lógico. Nos vidrios.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Introducción

Uno de los temas que más conversamos nosotros, los peruanos, es de política. Sólo lo hacemos cada vez que hay elecciones, es cierto, pero cuando sucede nos apasionamos tanto por ella que recurrimos a todo para apoyar nuestra posición. Hacemos manifiestos, convocamos marchas, dejamos comentarios y hasta nos peleamos en el taxi. Todo el combo hacemos.

El problema es que transcurridas las elecciones, volvemos a nuestro letargo usual. O sólo nos importan los resultados del descentralizado o la próxima película a estrenar. No todos, también es cierto, pero sí muchísimos.

Es por esto que nosotros queremos iniciar un blog sobre política. Uno con vocación de permanencia y no por temporadas.

Ahora, no es que queramos un blog intenso, lleno de guiños a Gonzales Prada o a Shumpeter. No señor. Más bien, nuestro trabajo, if any, será invitando a la reflexión, a la discusión. Una que se de continuamente y no cada cinco, o diez, o veinte años, si es que el gobernante de turno decidiera obviar su propio plazo de vigencia.

Para esto deben saber que nosotros, Moisés y César, también yo, tenemos opiniones políticas diferentes. Diversas. Votamos por candidatos distintos y argumentamos más distinto todavía. Pero, en una de nuestras escasas coincidencias, somos concientes de la necesidad de conversar sobre los problemas que tiene nuestro país, y desde diferentes ópticas. Tal vez sin llegar a un acuerdo los tres, pero fomentando la toma de conciencia de los mismos.

Seremos, pues, un trío de inquilinos trasnochados que se han juntado para conversar. No para pelear. No somos tan jóvenes como para saberlo todo, ni tan mayores como para que se nos pase por alto lo cascarrabias. Así que no encontrarán insultos, ni permitiremos los mismos. Sólo conversaremos y apuntaremos problemas señalando las soluciones que, a juicio de cada uno, resulten las más adecuadas y eficientes.

Este es, entonces, un espacio para las ideas. Y todas ellas son bienvenidas.

Pasen, por favor, que tanto a su derecha como a su izquierda les invitamos algo a modo de convite.